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La idea del tiempo es una sobre la que las mentes más lúcidas han puesto la mira para su conocimiento. Desde Agustín de Hipona [354-430], Immanuel KANT [1724-1804], Albert EINSTEIN [1879-1955] o Jorge Luis BORGES [1899-1986] los intelectos más privilegiados se han ocupado de la cuestión del tiempo. Si bien, el entendimiento de la idea del tiempo es uno de los objetivos intelectuales más loables que cualquier ser humano puede alcanzar, no deberíamos perder de vista que la idea del tiempo también se ha materializado en diversos instrumentos a lo largo de la historia de la humanidad.

Los bellísimos relojes incrustados magistralmente en las torres fueron posibles gracias a la invención del escape de borde y el foliot.

La Horologia se encarga de estudiar la medición del tiempo, y a pesar de su relevancia, no es una disciplina muy difundida hoy en día. A lo largo de nuestra historia, los seres humanos nos hemos ocupado de la medición del tiempo de distintas maneras. Creamos un instrumento que se ha vuelto el dispositivo por excelencia para la medición del tiempo: el reloj. Los primeros relojes fueron solares, luego vinieron los de agua, los de fuego, más tarde, los mecánicos, y en épocas recientes, los automáticos.

Aunque la Horología es una disciplina compleja, en esta ocasión, la consideramos para conocer mejor la historia de la tecnología. La tecnología es un campo de la actividad humana donde converge la aplicación de diversos principios científicos para efectos prácticos. En el ámbito tecnológico, la innovación desempeña un papel crucial para su desarrollo; por este motivo, es fundamental comprender su historia. En IP Consultores le hemos apostado a la divulgación de la historia de la tecnología para incentivar la participación de más personas en este campo.


Torre dell´Orologio, Piazza Tre Martiri, Rimini, Italia.

El origen de los relojes

De acuerdo con Carlo M. CIPOLLA, los relojes de sol fueron los primeros que se usaron para la medición del tiempo. Luego de los relojes de sol, hubieron clepsidras, relojes de vela, relojes de fuego, relojes de arena, y en la Edad Media europea, surgieron los primeros relojes mecánicos. Estos relojes se desarrollaron a partir de dispositivos pertenecientes a otros aparatos, por ejemplo, los mecanismos de los campanarios. Asimismo, los aparatos que imitaban los movimientos de las estrellas y los planetas contribuyeron a la invención de los relojes mecánicos.1

En la Europa del siglo XIII, el paisaje arquitectónico se transformó cuando comenzaron a construirse relojes de torre en las plazas, las catedrales y los monasterios. Si bien, el tiempo se medía con relojes desde varios siglos atrás, gracias a la tecnología de la época, pudieron superarse los relojes de agua. Los bellísimos relojes incrustados magistralmente en las torres fueron posibles gracias a la invención del escape de borde y el foliot (un tipo de volante). Por lo que, a continuación, explicaremos qué es un escape de borde y cómo contribuyó al desarrollo de los relojes de torre.


Los escapes mecánicos

A través del tiempo, estos instrumentos mecánicos se han usado en diferentes aparatos, por ejemplo, en las máquinas de escribir. Importa aclarar que, los escapes impulsados por líquidos son el antecedente inmediato de dichos instrumentos mecánicos. Desde la antigüedad, Filón de Bizancio [c. 280 BC – c. 220 BC] describió un escape impulsado por líquido como parte del mecanismo de un lavabo. Asimismo, encontramos otro antecedente en China con el primer escape mecánico inventado por Yi Xing [683 – 727] y Liang LINGZAN.


Escape de borde

Su origen se remonta al siglo XIII cuando se desarrollaron los primeros relojes mecánicos en Europa. La primera aplicación del escape de borde se realizó en un aparato llamado “alarma” mediante el que se hacía sonar campanas. Diversas fuentes señalan que el arquitecto francés Villard de HONNECOURT [1200 – 1250] inventó el primer escape mecánico en 1237. Sin embargo, la descripción más antigua de un escape de borde la realizó Richard of WALLINGFORD [1292 – 1336] en su Tractatus Horologii Astronomici (1327).

El reloj de WALLINGFORD se instaló en la Abadía de St. Albans, sin embargo, no se considera un escape de borde, sino un escape estroboscópico. Este tipo de escape se componía de dos ruedas colocadas sobre el mismo eje, con dientes radiales alternos. A su vez, entre estos dientes, la varilla del borde quedaba suspendida mediante un travesaño de corta longitud. Dicho travesaño, primero giraba en una dirección y luego en la otra, mientras los dientes escalonados pasaban sobre el mismo.

El astrónomo italiano Giovanni DONDI dall´OROLOGIO [c. 1330 – 1388] usó un escape de borde en su reloj astronómico Astrarium (1364) construido en Padua, Italia. No obstante que DONDI utilizó este tipo de escape, también incorporó un volante en forma de corona en su reloj astronómico (en lugar de un foliot). Este mecanismo se diferenció del usado en los relojes mecánicos posteriores, ya que en ellos el escape de borde se acompañaba siempre de un foliot. En este sentido, la aplicación del escape de borde realizada por de DONDI puede constatarse en su tratado sobre relojes llamado Il Tractatus Astrarii de 1364.


Los relojes de borde y foliot

El foliot es una barra horizontal con pesas en sus extremos fijadas a una barra vertical suspendida para girar libremente. Este mecanismo funcionaba cuando el escape de borde permitía que el foliot oscilara hacia adelante y hacia atrás sobre su eje vertical. La velocidad de esos relojes mecánicos podía ajustarse al mover las pesas hacia adentro o hacia afuera en el mismo foliot.

Si bien, los relojes de torre se popularizaron durante el siglo XIII, no existe información precisa que permita demostrar cuál fue el primero de ellos. Se considera que el primer reloj mecánico fue el reloj Dunstable Priory construido en Bedforshire, Inglaterra en 1283. Sin embargo, también existen indicios para pensar que el primer reloj mecánico fue el del Palacio de los Visconti en Milán, Italia de 1335. La historia de los relojes mecánicos aún está por contarse en la lengua castellana, por lo que confiamos en que a partir de estos planteamientos pueda empezar a escribirse.


Por otra parte, debido a que son demasiados los instrumentos tecnológicos inventados, se necesita parcializar el campo de la tecnología para una mejor comprensión de su historia. Nuestro enfoque sobre el estudio de la historia de la tecnología privilegia el conocimiento de las ideas y los aparatos. Sin embargo, no soslayamos a las personas, ni los contextos políticos, sociales y económicos que configuran el objeto de estudio. La selección de la Horología -para comprender la historia de la tecnología– no es fortuita, más bien atiende a nuestra Misión organizacional.

Los primeros relojes fueron solares, luego vinieron los de agua, los de fuego, más tarde, los mecánicos, y en épocas recientes, los automáticos.

Custom House Tower
Custom House Tower, Boston, Massachusetts.

En IP Consultores propugnamos una Cultura Global de los Derechos de Propiedad Intelectual para difundirla entre más personas diariamente. Creemos que las personas pueden desarrollar procesos inventivos al comprender cómo las invenciones se han generado a lo largo del tiempo. De acuerdo con el Índice Global de Innovación 2023 de la OMPI, México ocupó el lugar 58 entre 132 economías. Por este motivo, en países como México -donde los índices de inventiva son bajos respecto de su Producto Interno Bruto- debemos incentivar una sólida cultura de la invención.2 Luego, el reto que tenemos frente a nosotros es averiguar: ¿Cómo más personas pueden desarrollar sus propias capacidades intelectuales para generar más invenciones en las Américas y el Caribe?


  1. cfr., CIPOLLA, Carlo, M., Clocks and Culture. 1300-1700, New York, W.W. Norton & Company, p. 37. ↩︎
  2. WIPO, Global Innovation Index 2023. Innovation in the face of uncertainty, Geneve, 2023 https://cutt.ly/Jee30YQH (página web consultada el 13 de mayo de 2024). ↩︎

Jorge Antonio Olvera Mateos

A lawyer with solid experience in Intellectual Property and a privileged insight into the challenges and opportunities entrepreneurs, creators, and inventors face. It has allowed him to develop a strategic and pragmatic approach to legal solutions for his clients. Furthermore, he has advised entrepreneurs to protect their intangible assets and manage Intellectual Property portfolios. This experience has given him a comprehensive and practical perspective to address the legal and business issues his clients may encounter.

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